Las Cabañuelas, astronomía maya

Las cabañuelas la adoptaron los aztecas de los mayas. El método primitivo no era tan complicado ni extenso, ya que el año maya, al igual que el azteca constaba de dieciocho meses de veinte días cada uno y cinco días vagos que no entraban en los meses, sino que un día completo mediaba entre la entrada y salida del año y los otros cuatro días eran para cada uno de los cuatro cambios de estaciones. Los 18 días primeros del mes de enero servían para cada uno de los meses y los dos días restantes o sea el 19 para predecir el tiempo del solsticio de estío y el 20 para el solsticio de invierno.

   Estos pronósticos o cabañuelas se denominaban en maya “Chac-chac” y a la sucesión de los meses “xoc-kin”. Los nombres de los meses eran: Pop, uo, zip, zots, tzec, xul, yakin, mol, chen, yax, zac, ceh, mac, kankin, muan, pax, kayab, cumhú, y uayeb. Los días del calendario maya, de cada mes, eran: ik, akbal, kan, chiechán, cimí, manik, lamat, muluc, oe, chuen, eb, bon, ix, men, cíb, cabán, eznab, cauac, ahua, imix. Del día cabán es que se origina la palabra castellanizada “Cabañuelas, porque a los pronósticos de este día (el 16) los llamaban cabanel y eran los de más importancia para el computo del tiempo. Los nombres de los meses, como los de los días, los he puesto en riguroso orden correlativo.

   El quinto día cimí era dedicado por los mayas a las ofrendas y sacrificios a los dioses, cimí es el nombre primitivo originario del vocablo taino “cemi”, como la voz maya “xoc-kin”, con que se designaba la sucesión de los meses, es la corruptela de la nahua “tzolkin” que en este idioma significa lo mismo.

Débase tener presente que los indios mayas estuvieron en la posesión de la civilización más deslumbrante del pasado, por la extensión de sus conocimientos y seguridad de sus cálculos, fruto de milenios de observación cuidadosa y analítica. Como astrónomos no solamente habían hecho un calendario perfecto, por lo menos dos mil años antes de la reforma gregoriana del calendario cristiano, sino que habían investigado la naturaleza cósmica de los cometas y computado las apariciones periódicas de estos dos grandes vagabundos celestes, los cometas Halley y Biela. Como matemáticos fueron los mayas quienes mil años antes que ninguna otra parte del mundo inventara el cero y su valor posicional, símbolo de que carecieron las grandes civilizaciones griega y romana (Graciela Minaya).