“Parece que una bomba cayó en Los Ángeles”, el sheriff del condado, Robert G. Luna

En las últimas horas, Los Ángeles ha sido devastada por una serie de incendios forestales que han arrasado miles de hectáreas de tierra, provocando la muerte de al menos cinco personas y obligando a más de 130,000 evacuaciones.

El sheriff del condado, Robert G. Luna, describió la situación como catastrófica, señalando que en algunas zonas “parece como si hubiera caído una bomba”, debido a la magnitud de la destrucción.

Los bomberos enfrentan condiciones extremas mientras intentan contener las llamas. Fuertes vientos de hasta 80 km/h y un clima seco han convertido los incendios en una amenaza incontrolable.

Las autoridades informaron que más de 1,500 bomberos están desplegados en la región, utilizando helicópteros, aviones cisterna y maquinaria pesada para crear líneas cortafuego.

Sin embargo, varios equipos han tenido que retirarse temporalmente por el peligro de derrumbes y explosiones de tanques de propano.

Las áreas más afectadas

Palisades: Este incendio ha consumido 6,975 hectáreas y sigue fuera de control. Las autoridades consideran que es el más destructivo de los cinco.

Malibu Canyon: Ha obligado a evacuar a 25,000 residentes y ha destruido al menos 30 viviendas.

Griffith Park: Aunque más contenido, afecta una zona densamente poblada y ha generado una alerta de salud por la calidad del aire.

Topanga: Ha consumido 1,500 hectáreas y amenazado infraestructuras clave, incluidas torres de telecomunicaciones.

Eagle Rock: Este incendio ha causado evacuaciones en varias escuelas y amenaza un hospital local.

Hasta ahora, se ha confirmado la muerte de cinco personas, pero las autoridades temen que la cifra aumente a medida que los equipos de rescate accedan a áreas afectadas.

Entre los fallecidos se encuentran una pareja de ancianos atrapada en su hogar y un bombero que sufrió quemaduras graves durante un intento de rescate.

Alrededor de 130,000 personas han sido evacuadas de emergencia, muchas de ellas refugiándose en centros comunitarios y gimnasios habilitados temporalmente.

Las primeras estimaciones sugieren que las pérdidas aseguradas podrían superar los 20 mil millones de dólares, mientras que el impacto económico total podría ascender a 50 mil millones de dólares.

Este desastre también tiene consecuencias ambientales devastadoras: miles de hectáreas de bosque han quedado destruidas, afectando la biodiversidad local, y la calidad del aire en toda la región ha alcanzado niveles peligrosos.

El Departamento de Salud ha emitido una alerta para que los residentes eviten actividades al aire libre.

El presidente Joe Biden aprobó de inmediato una declaración federal de desastre, lo que permitirá destinar fondos adicionales para la lucha contra los incendios y la recuperación de las áreas afectadas.

Anunció que el gobierno federal cubrirá el 100% de los costos de combate de los incendios durante los próximos 180 días.

“Estamos comprometidos a brindar toda la ayuda necesaria para proteger a las comunidades afectadas”, afirmó Biden en un comunicado.

Biden instó a las autoridades locales a “no escatimar recursos” y envió 400 bomberos federales, además de aviones y helicópteros para apoyar las labores.

Por su parte, el gobernador de California, Gavin Newsom enfrentó críticas por la falta de agua en hidrantes de la zona de Pacific Palisades.

Newsom declaró que el problema es responsabilidad de las autoridades locales, pero expertos aclararon que la demanda de agua fue cuatro veces mayor a la capacidad habitual del sistema.

El expresidente Donald Trump también intervino, acusando a Newsom de negligencia y de priorizar la protección de “peces sin valor” sobre las necesidades humanas. Trump criticó la gestión del agua en California y señaló que la falta de recursos hídricos exacerbó la crisis.

Sin embargo, funcionarios y expertos desmintieron estas afirmaciones, explicando que los problemas en los hidrantes no estaban relacionados con las decisiones estatales sobre distribución de agua. Janisse Quiñones, directora del Departamento de Agua y Energía de Los Ángeles, detalló que la infraestructura de los hidrantes no está diseñada para incendios de esta magnitud.