Los enigmas del cenote Holtún de Chichén Itzá
El cenote Holtún (Hueco en la piedra) de Chichén Itzá, que permanece en un lugar incógnito en previsión de eventuales saqueos, representa actualmente una valiosa veta para conocer mejor la cultura maya, particularmente para saber más sobre la ciudad. No está abierto al acceso de visitantes, pero consideramos importante dar a conocer su relevancia en la arqueoastronomía de la ciudad de Chichén Itzá.
El cenote tiene una profundidad de 50 metros y en el fondo se han hallado rastros de ofrendas. Los investigadores, quienes bajaron con gran esfuerzo e hicieron un trabajo importante de espelobuceo, encontraron en el lugar restos humanos de por lo menos seis personas, o más, las cuales habrían muerto de forma violenta, ya que los cráneos muestran fisuras huellas de golpes.
Cuentas de jade, caracoles, huesos humanos y de animales y carbón son otros elementos que se encontraron en las laterales del cenote en donde los cuerpos yacen colocados de tal forma que se descarta que el agua los haya llevado y dejado en tal posición, máxime si se sabe que los cenotes (dsono’oto’ob) no tienen corrientes de agua.
Las informaciones las dio a conocer a conocer el doctor Guillermo de Anda Alanis, en el teatro “Armando Manzanero”, en el marco del III Congreso Internacional de Cultura Maya.
En su conferencia que se intituló “Manifestaciones materiales del culto a cuevas y cenotes en Yucatán”, el especialista invitó a los estudiantes e interesados a consultar en el INAH el material disponible sobre estas exploraciones, ya que se tomaron películas y fotografías de alta calidad para poder realizar estudios sin tener que bajar al cenote.
Hasta el momento, los vestigios están como fueron encontrados y se espera no moverlos hasta haber registrado completamente su estado original.