El consumo de metanfetamina una creciente preocupación en Yucatán

Aunque los efectos perjudiciales de esta sustancia sobre la salud de quienes la utilizan son ampliamente reconocidos, su impacto se extiende mucho más allá de los consumidores, afectando de manera significativa a sus familias y comunidades.

Según el director del Centro de Integración Juvenil (CIJ) de Yucatán, Víctor Roa Muñoz, el “cristal” es una droga que puede desencadenar eventos psicóticos en las personas, provocando estados de agresividad que, lamentablemente, han resultado en episodios graves de violencia familiar detectados en el contexto de pacientes consumidores.

Roa Muñoz advirtió que uno de los principales riesgos asociados al consumo de esta sustancia es la autolesión, así como las lesiones a terceras personas. Esto ha llevado a las familias a vivir en un constante estado de zozobra y miedo, temiendo que sus seres queridos en un estado psicótico puedan causarles daño.

El director del CIJ de Yucatán también destacó que el “cristal” es la tercera causa de consultas por adicción en su centro, después de la marihuana y el alcohol. Aunque inicialmente estaba menos difundido en la región, su popularidad ha ido en aumento.

“El consumo de esta droga suele comenzar en edades tempranas, alrededor de los 14 o 15 años, pero es más frecuente en personas de entre 20 y 35 años”, dijo. 

Roa Muñoz hizo hincapié en la importancia de detectar a tiempo la adicción y de motivar a la persona afectada a buscar atención temprana. “Si el consumo avanza sin control, el tratamiento puede requerir internamiento, una medida costosa que muchas familias no pueden costear”, advirtió.

“El costo de estos tratamientos oscila entre los 3 mil pesos mensuales y los 14, 15 mil pesos mensuales, lo que representa un impedimento económico significativo para muchas personas y familias”, explicó.

El especialista enfatizó que es crucial estar alerta ante señales de adicción, como conductas extrañas, abandono de estudios o trabajo, deterioro físico y episodios de violencia en algún miembro de la familia. 

Detectar el uso de “cristal” a tiempo puede marcar la diferencia en la vida de quienes luchan contra esta peligrosa adicción, permitiendo la oportunidad de recibir atención urgente y evitar que el abuso se agrave, explicó.

Dijo que es esencial que la sociedad, las autoridades y las instituciones de salud trabajen de la mano para prevenir y tratar esta adicción, protegiendo así a las personas y a sus familias de los efectos devastadores de esta peligrosa droga.